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A veces me gusta Septiembre

No quedan días de verano


Marianna Foster - Okyanus üzerinde ay ışığı



Siempre nos pasa lo mismo.Tan deseosos de que llegue el verano que se nos olvida que también él se acaba. Tan empeñados en vivirlo que nos olvidamos de enterrarlo. Aunque claro... ¿Acaso tú te atreves a matarlo? No podrías aunque quisieras. Nunca sabes cuándo se acaba el verano. Simplemente sientes que se acaba. No se sabe a ciencia cierta cuál es el último vermú al refugio del sol, la cosquilla final de la arena blanca entre los dedos de tus pies o la definitiva risa al compás del crepitar de las olas. Pero llega, siempre llega. Todo termina.


A mí, a veces, me gusta Septiembre.


Septiembre es un mes difícil de querer. Es el despertar de un sueño demasiado bueno, la realidad hecha garrapata y clavándosete en una nalga. Tampoco es que sea culpa suya que agosto esté obsesionado con no acabar nunca. El verano ya ha pasado, escondido como el mensaje en una botella que lanza un niño desde la costa. Quizás haya sido fuego o luz o color o música. Da igual, ya se ha ido para siempre. Aprovecha y despídete, porque no hay nada como Septiembre para decir adiós.


Sin embargo, a mí, a veces, me gusta Septiembre.



Lo mejor de las despedidas es que todas nuestras mentiras son más bonitas. "¡Nos vemos pronto!" Es el otoño de la sinceridad, la ilusión en su inmensidad. "¡Esto hay que repetirlo!"

La verdad breve en una brisa marina, la certeza en un castillo de arena en la orilla. Aprovecha y vuelve, porque no hay nada como Septiembre para los regresos.


Y aún así, a mí, a veces, me gusta Septiembre.


El mar va, vuelve y siempre está ahí. Con los ojitos azules de tanto mirar el mar y aún no te has dado cuenta. Con las pecas doradas del anochecer en las mejillas y aún no ves la verdad. Con los labios de salitre y vino blanco y aún no lo entiendes. La tienes delante, por encima de tus rodillas. Ahí está, ya ves la ola. Una ola que crece y se lleva con ella los últimos suspiros del sol. Una ola que estalla contra la tierra envuelta en su traje de espuma. Ya no queda ola pero allí sigue el mar. Nada termina ni empieza. Todo cambia. Siempre. Como las olas y sus mareas. Aprovecha y aprende, porque no hay nada como Septiembre para los cambios.


Todavía, a veces, me gusta Septiembre.


En Septiembre, como en la vida, el amor, el destino, la amistad y el fútbol, hay despedidas y retornos, mañanas de pantalones cortos y tardes de chaquetas finas, ilusiones y decepciones, cafés de uno, dos o ningún hielo, uñas mordidas y labios agrietados, copas con y sin baraja, cielos grises y playas azules, caminos y carreteras, sustos y sorpresas... Porque nada, ni siquiera el verano, dura para siempre. Porque todo, incluso el verano, cambia.


Por eso, a veces, me gusta Septiembre. Y otras veces, no.

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1 commentaire


nekane73
09 sept. 2020

Precioso

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