Aviones de papel (higiénico)

Desde las más bajas necesidades humanas a las más altas cotas de la creatividad

Dejó escrito Goya en uno de sus Caprichos que "el sueño de la razón produce monstruos" y añaden algunos, dos siglos después, que son estos hijos del durmiente raciocinio los que se arrastran por los pasillos de los supermercados en busca de rollos de papel higiénico. España se enfrenta a si misma (sí, otra vez) en dos grandes bloques bien diferenciados: los acaparadores de papel, conscientes de que del canguelo a la cagalera solo hay un paso en falso, contra los que defienden que en la búsqueda de limpieza hemos perdido,paradójicamente, los papeles. Pero a este conflicto entre admiradores del papel le falta una perspectiva distinta.

Todos nos vemos a nosotros mismos como pastores rodeados de ovejas. Consideramos a la gente, al rebaño, seres irracionales movidos por el pánico y las necesidades básicas así que los miramos por encima del hombro. ¡Qué atrevido e irresponsable pensar que los demás solo ansían limpiarse el culo! Donde nosotros vemos un simple rectángulo albo, otros admiran una partitura y un lienzo en blanco. ¿Quién sabe cuántas sinfonías compuso Beethoven durante un apretón? Los aviones de papel higiénico viajan desde las más bajas necesidades humanas a las más altas cotas de la creatividad.

Yo elijo creer que en muchos hogares hay, ahora mismo, barquitos de papel que recorren en lavabos todas las millas náuticas de esos viajes que el confinamiento nos ha quitado. No me sorprendería saber que en algún salón, familias enteras recrean su propia batalla de Normandía cambiando la lluvia de balas por una de bolas de papel. Quizás futuros decoradores de interiores estén aprovechando para empapelar sus habitaciones, tal vez el disfraz estrella de este Halloween será el de primo de Tutankamón o puede que alguna madre deba recurrir a pedazos de papel higiénico para arbitrar la final de la Champions que se está jugando en su pasillo. ¿Se estarán enamorando muchos vecinos por dejarse notas en el ascensor?¿Habrá alguna futura novia haciéndose la prueba del vestido con papel sanitario?¿Cuántos hermanos habrán sido víctimas de algún disparo de cerbatana? Y no me hagáis empezar con los aficionados a la papiroflexia.

La vida nos enseña de las formas más insospechadas. Quizás a través de las infinitas posibilidades que brinda un rollo de papel higiénico entendamos que las ovejas también sueñan y que los pastores pueden equivocarse. Difícil, lo sé. Pero el toser y el rascar, todo es empezar.