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Roma non locuta

Los dies irae de las lenguas clásicas

Destruction of the Empire (1836, Thomas Cole)

"Pedicabo ego vos et irrumabo"


A Gustavo, que me enseñó que hay que descubrise a uno mismo en todas las lenguas.

Estamos, cada vez, más cerca de la barbarie. Y no, no es que lo diga yo, pero si atendemos a la etimología de la palabra "bárbaro", si profundizamos un poco en su sentido original, descubrimos que los griegos usaban "bárbaro" (βάρβαρος) para denominar a todos aquellos que no hablaban Latín o Griego. De hecho,la traducción literal es 'el que balbucea'. Y nosotros, si el proyecto educativo del Gobierno que elimina la obligatoriedad de ofertar las lenguas clásicas sigue adelante, seremos poco más que bárbaros balbuceantes.


Si bien desde 1857 las mal llamadas lenguas muertas han estado presentes en todos los planes educativos de España, sobre ellas ha pesado siempre una afilada espada de Damocles, un recordatorio constante del memento mori, de su frágil posición en el curriculum escolar. Cambian los ministros, cambian las leyes de Educación, pero nunca cambia el desprecio al Latín y al Griego. Mutatis Mutandis.


¿Que por qué esta animadversión a los padres del español, el catalán, el gallego, el italiano y tantos otros? Pues porque las Humanidades caen en ese saco de asignaturas/carreras/ profesiones "no productivas". Es decir, no están enfocadas ni diseñadas a satisfacer caprichos consumistas, a alimentar la insaciable bestia de la burocracia o a rellenar la plantilla de sectores si no privados, privatizables. Los responsables y defensores de la continua desmantelación de nuestro manirroto sistema educativo público se excusan tanto en la poca utilidad de estas lenguas (cuestión que Perez Reverte se ha encargado de zanjar y a la que poco tengo que añadir) como en que no hay tiempo suficiente para todo. Es curioso como siempre hay horas disponibles para las Matemáticas, la Economía, la Biología, etc. y solo el Latín, el Griego y las demás lenguas sufren el tempus fugit.


No pretendo, por supuesto, empezar aquí una disputa ilíaca de Humanidades versus todas las otras disciplinas. En absoluto, pues sería impensable eliminar de los estudios elementales las Matemáticas, la Educación Física, la Tecnología o cualquiera de las Ciencias. Sería absurdo intentar elevar a unas por encima de las otras, todas son imprescindibles e importantes. Y el Latín y el Griego no lo son menos.


¿Te imaginas que los aspirantes a abogados no aprendieran sobre el Derecho Romano, base de nuestra legislación actual?¿Que los estudiantes de Arquitectura ignorasen la construcción del Coliseo, los de Biología la nomenclatura científica de los seres vivos o los de Historia del Arte pasaran por alto la Venus de Milo? Supondría demoler los indiscutibles pilares sobre los que se erigen siglos de conocimiento ¿Y con el exterminio de iure de las lenguas clásicas? Con ello estaremos arrancando las raíces de nuestro lenguaje, la única herramienta que de verdad nos sirve para entender y dar forma al mundo, a los demás y a nosotros mismos. Condenar al Latín y al Griego supondrá olvidar de dónde venimos, ignorar lo que en realidad somos y perder el rumbo definitivo del progreso que buscamos.


Miramos impasivos como las verba volant y luego nos llevamos las manos a la cabeza al ver un discurso político más cercano a una barra de bar que a la oratoria ciceroniana. Pretendemos buscar soluciones al conflicto del lenguaje inclusivo y no-sexista en nuestras lenguas ignorando las fuentes de las que provienen. Todo nos suena últimamente a chino (o a inglés) porque hemos enterrado prematuramente al Latín y al Griego. Supongo que hartas de no ser consultadas, las lenguas de platino han tenido que verse rebajadas a aparecer impresas en tazas de tiendas de regalo como un mero carpe diem o en folletos de gimnasios con el triste corpore sano. Sonará a risa, pero cada vez tiene más pinta de tragedia.


Las reuniones para la elaboración de la nueva Ley de Educación acaban de comenzar y, por lo tanto, políticos y asesores aún están a tiempo de rectificar. Pero ante la certeza de que este error sea subsanado por ellos motu propio, vi necesario aportar mi pequeño grano de arena en la montaña que unos pocos intentar levantar para alejarnos de la barbarie. Si vis pacem, para bellum que luego las cosas in extremis se pagan caras y últimamente no abundan los deus ex machina.


Y a ti, que me lees, si he conseguido despertarte la mas mínima curiosidad o afección por las lenguas clásicas te recomiendo que busques el significado de la frase latina que he colocado bajo la foto del cuadro. Porque quizás creas que se trata de un hermoso verso de Ovidio o de una cita épica de la Eneida... pero nada más lejos de la verdad. Se trata del primer verso de uno de los poemas antiguos más obscenos que se conservan ¿Ves ahora los problemas de no saber Latín?


Sapere aude.



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2 Comments


nekane73
Jul 26, 2020

Brillante y muy acertado, coincido con Norberto palabra por palabra

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nor.cabrera
Jul 26, 2020

Muy buena defensa de las lenguas clásicas, a las que podríamos añadir las romances. Si prescindimos de los orígenes, nunca entenderemos claramente nuestra lengua. Aunque basta un vistazo a las redes para ver las paradas que la peña le arrea al diccionario, sin el menor rubor. Quiero decir que muy pocos españoles saben escribir español. Castellano ni tan siquiera hablarlo. Tienes razón, en muchas cuestiones, somos hoy pueblos bárbaros, ya no solo los nórdicos, sino incluso los latinos.

Parece ser que, al fin y al cabo, el saber va a ocupar lugar, y la gente ya no tiene hueco entre rencor, odio y amargura. Una verdadera lástima y, si aún quedara, una vergüenza

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