Réquiem por B

A veces se escribe para prevenir. Otras, para curar. Esta es un poco ambas.

Póster de la película "The Lobster" (2015)

Ayer falleció una mujer que no conocía. Y me ha dolido, pero no como duelen las muertes de los telediarios, nada de eso. Me ha hecho daño en una parte de mí en la que se han posado ya demasiados pájaros negros, los suficientes como para saber que se llevan la pena cuando quieren. Me dolió como la muerte de un conocido. Y sólo sé de ella poco más que su nombre.

Hace unas semanas, un algoritmo cargado de datos, cifras, una pizca de ironía vital y con la mala baba del destino, hizo que me topara con una foto de B. Tomada por quien, presumo, era un amigo suyo. Era una instantánea preciosa. B estaba en el centro, ante el fondo difuminado de una nueva normalidad muy ajena a ella, y con una de esas sonrisas que las mascarillas aún no consiguen borrar. Tenía dos firmamentos por mirada y dos marcas de guerra bajo las pupilas que evidenciaban la derrota de la lucha contra el insomnio. Parecía cansada y fuerte y vulnerable y efímera y eterna y de cal y de arena. A B se la estaba comiendo por dentro esa bestia tan espantosa que insiste en llevarse las flores más bonitas de nuestros jardines

No sé cuánto tiempo estuve mirando la foto. Supongo que no mucho, aunque sí el suficiente para guardar su recuerdo. Iba acompañado de un mensaje esperanzador, de alegría por una vida que nos devolvían por fascículos (ojalá me sobrara tanta memoria como para contároslo aquí) y que me hizo poner una sonrisa boba antes de deslizar el dedo para ver otras publicaciones. ¿No os asusta todo lo que olvidamos y lo poco que creemos conveniente recordar? La cuestión es que ayer, el algoritmo quiso volver a enlazar, aunque fuera por un instante, nuestros andares por la vida, esta vez con un resultado mucho más devastador. El mismo amigo fotógrafo se despedía de ella para siempre, deseándole levedad para la tierra que ya había dejado.

No sé nada de B. Podríamos ser vecinos, aunque sospecho que nos separaban unos cuantos kilómetros. Desconozco si tendríamos la misma ideología, si le gustaban más los perros que los gatos o si tomaba el café con gotas. No tengo ni idea de si nos hubiésemos llevado bien, si se hablaba con sus hermanos (si es que los tenía), si le dolía la pérdida de cabello, si alguna vez se fumó un porro o si había hecho las paces con sus demonios. Es que es eso, no la conozco de absolutamente nada. No debería dolerme su ausencia. Y aún así me gustaría abrazar a sus amigos ahora, porque estoy seguro de que tenía muchos.

Tampoco tengo muy claro en qué creía. Quizás haya un Dios deseoso de recibirla, o quizás se reencarne en alguno de los otros bichos que pululamos por aquí... ¿Estará de copas en algún Valhalla, se habrá ido su luz para siempre o vive para siempre en los recuerdos? A saber. Bien le estén creciendo margaritas en el costado, bien se haya disuelto en la inmensidad del mar, B será siempre un misterio para mí. Lo cierto es que me gusta eso. Saber que hay un gran telón tras el que no podemos mirar, un festival de humo y espejos donde todo puede ser... Todos sabremos lo que hay. Pero, sencillamente, aún no. Los muertos tienen la malsana costumbre de guardar secretos.

Después de unas horas, el famosamente fatídico algoritmo decidió darme la oportunidad de aprender algo más de B. Dejó un poco más vacíos a un marido que la amaba con locura, a numerosos amigos y amigas, a sus tres hijos,grandes compañeros de profesión y mucha gente que la quería. Parece decir mucho de la vida de uno los vacíos que deja cuando no está y los que llenó cuando vivió. eSTA VEZ

Ya es hora de despedirse. No hay duelo para todos y son aquellos los que quisiste quienes deben tenerlo. Yo no lo merezco, soy sólo un extraño y no me corresponde a mí llorarte. No te conocí, ni te conoceré nunca y, sin saberlo, has conseguido hacer algo por mí. Has logrado que la vida vuelva a doler un poco. Y a veces hace falta.Ojalá algún día yo pueda hacer algo por ti. Aunque tú no lo sepas.

Te brindaré con un libro, creo que te gustaría. Adiós, B.