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Tú también puedes ser Don Quijote

Actualizado: 21 mar 2020

Para dejar de ver gigantes donde solo hubo molinos



Don Quijote, ese viejo delirante que creyó vivir en una novela de caballerías. Don Quijote, ese absurdo personaje que abandonó su mediocre vida para vivir entre sus fantasías. Don Quijote, ese que quizás hoy nos cuente algún secreto sobre el maravilloso y difícil arte de valorar lo que tenemos.


Existe todo un gran debate entre académicos sobre si Don Quijote estaba totalmente loco o si, en verdad, lo que estaba era excesivamente cuerdo. Es un debate denso y largo sobre el que no tengo la intención de participar, pero sí hay algo que nos conviene saber de él: existe una distinción entre lo que Don Quijote quiere ver y lo que realmente es. Así, por ejemplo, a la realidad pertenecen Alonso Quijano (verdadero nombre del hidalgo), los molinos y Aldonza Lorenzo mientras que en la fantasía encontramos a Don Quijote, los gigantes y a Dulcinea del Toboso. "¿Y a mi esto qué me importa?" te estarás preguntando. Pues bastante más de lo que crees.


Haz un pequeño viaje mental al pasado, a hace apenas un mes. Me gustaría que revivieras las obligaciones del día a día, tus madrugones de difícil justificación y tus preocupaciones por exámenes, facturas y otros amargos gigantes de la vida. Recuerda también la pereza por los compromisos de forzoso cumplimiento, las resacas de noches que no merecieron la pena y las horas dedicadas a causas estériles. Pero no te quedes sólo en lo malo. Revisita los pequeños grandes placeres de cada día, las cervezas en una terraza rodeado de amigos,los esfuerzos recompensados, los baños en horas de felicidad,los infinitos descubrimientos que un nuevo día y los acertados palos de alegría en la rueda de la monotonía. Así son nuestras vidas, ni perfectas ni terribles, ni blancas ni negras. Nuestras vidas son un perfecto gris. Nuestras vidas son Aldonza Lorenzo.


Este confinamiento nos servirá para lograr entender la obra magna de Cervantes como nunca antes. Y viceversa. Don Quijote y ese cambio de perspectiva del que nos dota el encierro nos enseñan a ver nuestras rutinarias vidas, nuestras Aldonzas Lorenzo particulares, como autenticas Dulcineas, dignas de toda admiración y cariño. Aprovechemos estos días para valorar nuestras imperfectas existencias, para querer los desafortunados incidentes y para adorar los buenos tiempos antes de que dejen de serlo. En definitiva,para dejar de ver gigantes donde solo hay molinos.




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